lunes, 19 de diciembre de 2011

Los Dos Halcones



Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que no sabía qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.



El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al halcón. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió; por la ventana de sus habitaciones, el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un bando entre sus súbditos solicitando ayuda, y a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.



- Traedme al autor de ese milagro – dijo.



Enseguida le presentaron a un campesino.



- ¿Tu hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago acaso?

Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:



- No fue difícil, su Alteza: Sólo corté la rama donde se sostenía. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.



No te de miedo cuando algo o alguien te quite la rama donde te apoyas, quizás sea tu trabajo, tu sitio de vivir o cualquier otra cosa o circunstancia. Seguramente Dios te tiene algo mucho mejor preparado ya para ti y solo quiere que extiendas tus alas y empieces a volar.




“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” JUAN 14:27