viernes, 1 de enero de 2010

Vive el Momento

Imagínate que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta la cantidad de $86.400 . Ese extraño banco, al mismo tiempo, no arrastra tu saldo de un día para otro. Cada noche borra de tu cuenta el saldo que no has gastado. ¿Qué harías?



Imagino que retirar todos los días la cantidad que no has gastado, ¿no? Pues bien: cada uno de nosotros tenemos ese banco; su nombre es tiempo. Cada mañana, este banco abona en tu cuenta personal 86.400 segundos. Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como pérdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso. Ese banco no arrastra saldos de un día a otro; no permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tu saldo durante el día, tu eres el que pierdes. No puedes dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy. Por tanto, mi consejo es que debes invertir de tal manera, que consigas lo mejor en salud, felicidad y éxito.





El reloj sigue su marcha.
consigue lo máximo en el día.



Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que repitió curso.


Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbro a un bebé prematuro.


Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.


Para entender el valor de una hora, pregúntale a una pareja de novios que esperan para encontrarse.


Para entender el valor de un minuto, pregúntale al viajero que perdió el tren...


Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que estuvo a punto de tener un accidente.


Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale al deportista que ganó una medalla de plata en las olimpiadas.





Atesora cada momento que vivas; y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo...Y, recuerda que el tiempo no espera por nadie.
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;"
ECLESIASTÉS 12: 1-2


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